Desde que somos pequeños aprendemos que para alcanzar nuestros objetivos debemos cumplir con ciertas condiciones que nos ponen, en la vida adulta a esto le llamamos negociación.
Al llegar a nuestra vida laboral sucede lo mismo, un claro ejemplo de ello es cuando preparamos un proyecto que si tiene resultados efectivos para la empresa recibiremos un bono o reconocimiento especial. Pero, ¿te has puesto a pensar qué tan efectivas son tus negociaciones?
Ganar – ganar
Lo primero que debemos saber antes de convertirnos en negociadores expertos es la esencia de una buena negociación. Si bien hemos escuchado en muchos lados que un negociador es una persona que siempre gana, también es importante recordar que su éxito consiste en saber perder cosas menores que a la larga lo llevarán a alcanzar su meta principal, es decir, perder una que otra batalla para ganar la guerra. Pero la principal cualidad de un buen negociador es ganar la guerra en son de paz, donde las dos partes estén satisfechas con los resultados y con el mérito de buen negociador.
Explora la mente de tu contraparte
No es que en cada negociación deba suponerse una rivalidad, pero es un hecho que si hay un pastel de por medio, son dos los invitados que buscarán comer la rebanada más grande, o de menos, una del mismo tamaño. Por esta razón, es necesario que conozcas lo que tu contraparte necesita, lo que necesitas tú y lo que estás dispuesto a ceder. Tal vez no te importe tanto ceder en algunos acuerdos con tal de recibir lo que para ti es fundamental, ¿cierto?
Que no salga más cara la cereza que el pastel
En algunas ocasiones, en el afán de ganar más de lo justo en una negociación, es probable que perdamos o no alcancemos un acuerdo equitativo. Piensa, ¿qué sería peor que perder esta negociación? A veces tiramos tanto de la cuerda que la contraparte pudiera caer y retirarse con lo que pudiera ofrecernos. Mi recomendación: juega lo más limpio posible y todos saldrán contentos. Recuerda, el pastel es compartido pero disfrutarlo es cosa individual.
En esta historia, a Chuchita no la engañaron puesto que muy atenta estuvo en estos tres consejos para negociar. Aprendió que para que su negociación fuera efectiva, transparente y exitosa, sería necesario apartar el temor a perderlo todo y concentrarse en lo que estaba planeando ganar.
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