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Es cuestión de percepción

Vi una imagen, en ella aparecían dos personas contemplando un dibujo sobre el piso. La persona del lado derecho veía en el dibujo un número seis, al contrario de la persona de la izquierda que leía un número nueve. No había respuesta correcta o incorrecta, sino diferentes percepciones.
Por: Vanessa Ortega

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la palabra percepción como una sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos; un conocimiento y una idea. Es decir, la percepción es aquello que, con base en nuestras experiencias, nuestro cerebro forma impresiones de la realidad a través de nuestros sentidos.

Una de las maravillas del ser humano es que tenemos la oportunidad de conocer diferentes percepciones, modos de vida, creencias, ideas… y me refiero a esto como “maravillas” puesto que las considero puertas que se nos abren para conocer un poco más el mundo que habitamos. La universalidad está a nuestro alcance con tan sólo ser receptivos a nuevas expresiones y formas.

Si bien la idea de conocer nuevas percepciones suena muy satisfactoria, en ocasiones esto puede generar un shock a nivel personal. ¿Quién soy?, ¿quién es la persona al lado de mí?, ¿por qué a mí me gusta esto y a la otra persona esto otro?, ¿en qué creo y por qué ella no lo cree?, ¿por qué mi realidad y la suya son opuestas? No comprender las diferentes percepciones puede generar conflictos entre las personas y desgastar las relaciones; pero también puede hacer que nos replanteemos o reafirmemos nuestros principios y realidades.

Aquí te compartimos 3 beneficios de abrirte a nuevas percepciones:

1. Conoces más y te conoces mejor

Este mundo tiene el mismo número de posibilidades que personas habitándolo. Ahora imagina que tus conocimientos se pueden expandir por cada persona que conoces. ¿Qué mejor aprendizaje que por medio de otras realidades, historias y experiencias? De igual manera, aprender de otros te ayuda a aprender de ti.

2. Evitas conflictos innecesarios

Dicen que las peores guerras se han desatado por distintas opiniones y conveniencias, y la historia nos lo ha corroborado. Si tan sólo comprendiéramos que las personas tenemos diferentes ideologías por tantos factores externos a cada uno (como el lugar donde naciste, la familia con la que creciste) tal vez entenderíamos que no hay verdades absolutas, sino realidades distintas, y comprender esto nos llevaría a ser más tolerantes con las diferencias.

3.Eliminas barreras

Hace poco vi un experimento en el que un grupo de personas se iban mezclando con otros dependiendo de sus gustos. Es decir, a los que les gustaba el color azul tenían que relegarse en una esquina mientras que a los que les gustaba el color rojo se iban a otra. Segmentados todos por sus gustos, comenzaron las siguientes preguntas: ¿cuántos han experimentado el dolor?, ¿cuántos han padecido una enfermedad? Estas preguntas los llevaron a preguntarse si realmente su realidad es tan distinta a la de los demás.

Percepciones van y vienen, pero lo que perdura son las acciones que nos llevan a conocernos y conocer mejor a nuestro entorno, siempre en pro de la paz.

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