Hace unas semanas asistí a un taller de comunicación efectiva. En él se hablaba sobre la complejidad que representaba comunicarse con otras personas. ¿Por qué sería tan complicado entendernos entre nosotros mismos hablando el mismo idioma? Luego de algunas pláticas hicimos un ejercicio práctico en el que dos participantes, ubicados espalda contra espalda, tenían que comunicarse de forma verbal para alcanzar un objetivo. El reto consistía en que el receptor tenía que hacer un dibujo compuesto por figuras geométricas basado en las indicaciones que le diera el emisor. La sorpresa fue grande para todos, pues a pesar de que el receptor escuchara las indicaciones claramente, el resultado fue muy diferente a lo que todos esperábamos. Este ejercicio me hizo pensar en que en nuestro día a día pasa lo mismo, es decir, escuchamos indicaciones y las entendemos con base a nuestras percepciones y experiencias, pero ¿tendrá el efecto esperado?
Seguramente algunos se preguntarán, ¿esto qué tiene que ver con la mediación? He aquí mi respuesta: el proceso de mediación es tan diferente como cada persona en este mundo. Si bien es verdad que hay pasos a seguir para alcanzar la resolución de conflictos, también es cierto que cada caso tiene su complejidad y cada mediado tiene su historia la cual le hará responder al proceso de manera positiva o negativa. Entonces, ¿cómo llevar una mediación en la que la comunicación sea realmente efectiva para las dos partes?
Te compartimos 3 acciones fundamentales que el mediador debe desarrollar a lo largo del proceso para lograr que todos estén en el mismo entendido:
La clave para que las personas sean sinceras al momento de expresar su voluntad es por medio de la confianza. Cada mediador tiene su propio estilo para mediar y para que este se acople a los mediados, deberá ganarse la confianza de ellos. Escuchar, preguntar y permitir que en las sesiones se exploren las necesidades de los mediados va a permitir que se abran puertas que lleven a una resolución para las dos partes.
Si se logra formar la confianza en los mediados, la comunicación puede ser eficaz y más abierta. Los intereses de las dos partes deben estar puestos sobre la mesa para que se llegue a un acuerdo. Es de vital importancia no limitar ni cerrar oportunidades de diálogo entre los mediados.
Quien acude a la mediación es quien está dispuesto a resolver los conflictos de manera pacífica, sin la necesidad de asistir a un juicio y dejar el tiempo y el dinero pasar antes de llegar a un acuerdo. Bajo esta premisa podemos concluir que hay algo en común entre las dos partes: solucionar el problema. ¿Qué mejor puente que este para unir a las dos partes?
La mediación se basa en la comunicación con los mediados, en buscar que la balanza se equilibre de tal manera que los opuestos encuentren un punto medio y salgan ganando las dos partes. Entender que no hay una fórmula a seguir y que cada caso tiene su particular tratamiento será un punto a favor de la mediación.